La elaboración del Mapa industrial de Barcelona tuvo por objetivo describir y analizar tanto la estructura de las actividades industriales ubicadas en la ciudad como su organización espacial. Con el fin de depurar «su efecto», el estudio tenía como principal unidad de análisis el establecimiento industrial y no la empresa. Este planteamiento permitía situar exactamente allí donde tiene lugar la actividad industrial y hacer una lectura territorial a partir de variables como por ejemplo el tipo de actividad, el número de trabajadores o el nivel tecnológico. El análisis de los establecimientos industriales permitió una mejor caracterización de los sectores de industria manufacturera con una presencia destacada en la ciudad, pudiendo identificar situaciones como por ejemplo aquellos establecimientos con más potencial para ser deslocalizados, el nivel de internacionalización u otras particularidades. Finalmente, el estudio identificaba las diferentes casuísticas en que la actividad industrial se desarrollaba en la ciudad, desde los ámbitos de suelo especializado hasta tejidos industriales más atomizados en convivencia con usos residenciales y comerciales.

En un periodo donde la industria urbana y los espacios donde se desarrollaba eran considerados residuales, el Mapa industrial de Barcelona pone en valor estas actividades como elementos inherentes a la economía urbana. La diversidad de actividades económicas y las relaciones que se establecen entre ellas (de complementariedad, de dependencia e, incluso, de competencia) configuran la base de la complejidad urbana; en este sentido, la industria tiene un papel fundamental.