Fer front a la sequera descarbonitzant el cicle de l’aigua
Dilluns, 26 de febrer de 2024.

Por Sergio Sánchez y Pere Boladeras

A fin de garantizar el suministro de agua a la ciudadanía para todos los usos en el contexto climático en el que estamos inmersos con sequías recurrentes y de gran duración, la Generalitat de Catalunya está planificando la construcción de infraestructuras con tratamientos complejos. Estas instalaciones son las desalinizadoras del Tordera y del Foix, las plantas de potabilización de aguas subterráneas y superficiales en el Besós, y las plantas de regeneración de agua, que serán cada vez más necesarias debido a la composición del agua a tratar. El funcionamiento de estas plantas, imprescindibles para una autonomía y garantía de suministro del entorno metropolitano, requerirá aumentar significativamente la intensidad energética del ciclo del agua.

El consumo de electricidad del ciclo integral del agua en el área metropolitana de Barcelona fue de 231 GWh en 2019, que puede considerarse un año normal desde el punto de vista hidrológico. Cataluña registró durante 2022 una demanda de energía eléctrica de 44.976 GWh, un 0,6 % más que el año anterior (fuente: ICAEN). Por tanto, el consumo de electricidad del ciclo integral del agua supuso aproximadamente un 0,51 % respecto a la demanda anual de energía eléctrica en Cataluña. En el mismo año, las emisiones asociadas del ciclo del agua fueron de 86.041 tCO2e, correspondiente a casi el 0,7 % de las emisiones del ámbito metropolitano en el mismo año.

Durante el 2023 se ha incrementado la producción de agua desalinizada hasta el máximo de la capacidad de la planta de El Prat y se ha puesto en marcha la entrega de agua regenerada prepotable en el río Llobregat para potabilizarla en el ETAP de Sant Joan Despí. Estos cambios para obtener recurso han supuesto un incremento del 65% del consumo de electricidad del ciclo del agua en el área metropolitana; se ha llegado hasta los 382 GWh de energía eléctrica y las emisiones asociadas se han incrementado sólo un 5% respecto a 2019. Cabe destacar el desacoplamiento del consumo eléctrico a las emisiones ya que la mayoría de las plantas que conforman el CIA consumen electricidad de origen renovable, sea de producción local o contratos de garantía de origen.

Fuente: Barcelona Regional

«Durante el 2023 se ha incrementado la producción de agua desalinizada hasta el máximo de la capacidad de la planta de El Prat y se ha puesto en marcha la entrega de agua regenerada prepotable en el río Llobregat para potabilizarla en el ETAP de Sant Joan Despí.»

¿Cuál será el futuro con las nuevas infraestructuras? En el ámbito metropolitano, el consumo de electricidad del ciclo integral del agua pasará de los 231 a los 426 GWh, por lo que se mantendrá el volumen de agua tratada. Esto supone un aumento del 85% de consumo de electricidad y las emisiones asociadas se incrementarían un 13%, es decir, se llegaría a 97.426 tCO2e. La proyección de nueva infraestructura debería estar ligada a la autosuficiencia energética ya la reducción del impacto ambiental y, por tanto, debería incorporarse producción de energía renovable a todas las plantas. Basados en valores del PROENCAT, para producir la energía y garantizar la autosuficiencia serían necesarios un equivalente a 251 Ha de fotovoltaica en suelo o de 39 aerogeneradores de 5 MW de potencia.

«La proyección de nueva infraestructura debería estar ligada a la autosuficiencia energética y a la reducción del impacto ambiental.»

¿Cuál sería el consumo de electricidad planificando el ahorro de agua con la introducción de medidas blandas a medio plazo? El trabajo realizado en el Plan estratégico del ciclo integral del agua del área metropolitana de Barcelona, promovido por la Dirección de Servicios del Ciclo del Agua del AMB y redactado por Barcelona Regional, ha permitido identificar un ahorro potencial de 30 Hm3 por año, proyectado de cara al año 2050. Por tanto, teniendo en cuenta las nuevas infraestructuras y la nueva demanda de agua de 189 Hm3, el consumo de electricidad pasaría a ser de 311 GWh. Es decir, se reduciría un 27% respecto al escenario sin ahorro, y las emisiones asociadas se reducirían un 6%. Las medidas blandas que deberían implantarse en las nuevas construcciones, reformas integrales o bien con pequeñas reformas del hogar serían la doble descarga de los sanitarios, perlizadores y atomizadores, recirculación de agua caliente y reductoras de presión, entre otras. Se trata de pequeños ahorros que, proyectados al potencial de viviendas metropolitanas con potencial de rehabilitación, nos permiten estimar estos grandes ahorros energéticos.

 

Escenarios de demanda eléctrica del CIA del AMB

Fuente: Barcelona Regional

Yendo un paso más allá y planteando un futuro de muy bajo impacto ambiental, donde el agua captada fuera de muy buena calidad, por ejemplo, como la del Ter, para garantizar la demanda de agua de 219 Hm3, el consumo de electricidad sería de 156 GWh y se reduciría un 63%. En cuanto a las emisiones, disminuirían un 8% respecto al escenario futuro sin ahorros. Este hecho también implicaría buscar alternativas de mínimo impacto en lo que se refiere a los tratamientos aplicados a las depuradoras.

 

Escenarios de emisiones asociadas al CIA del AMB

Fuente: Barcelona Regional

«La mejora de las masas de agua contribuye a reducir las emisiones de CO2 relacionadas con el ciclo del agua. Es necesario acelerar la descarbonización del ciclo del agua en paralelo al despliegue de las inversiones en grandes infraestructuras para paliar la sequía presente y las que están por venir.»

Todo esto da señales claras de que, además de garantizar el suministro de agua poniendo el foco en nuevas fuentes e infraestructuras, deberían implementarse medidas de ahorro y eficiencia, alcanzar la autosuficiencia energética y el mínimo impacto ambiental buscando alternativas a tratamientos y reactivos, para garantizar una óptima calidad de preservación de las fuentes naturales del ciclo. Como en la mayoría de los vectores, las soluciones no son únicas y seguramente las más complejas son las indirectas, aquellas que requieren esfuerzos colectivos y cambios en múltiples sectores. La mejora de las masas de agua, como hemos visto, contribuye a reducir las emisiones de CO2 relacionadas con el ciclo del agua. El ahorro es otra medida que afecta a mucha población y que no es inmediata en el tiempo, sino que se desplegará a medida que se hagan mejoras en las viviendas existentes. Las menos complejas son que las propias plantas generen energía renovable para ser totalmente autosuficientes energéticamente y neutras en carbono. En definitiva, es necesario acelerar la descarbonización del ciclo del agua en paralelo al despliegue de las inversiones en grandes infraestructuras para paliar la sequía presente y las que están por venir.